THE COSMIC EGG

01 de setiembre 2023

18:00 Hora de Centroamérica

 

Hoy arrancamos con un capricho, pero justificado.

Para celebrar el día de la Cabernet Sauvignon, que fue el pasado 31 de agosto.

Vamos a complacer a Kata con uno de sus vinos preferidos, elaborado con esta uva y de buena relación calidad precio. Ella dice que excelente. No lo discuto.

Ni lo intento.

Resulta llamativa su botella, el impacto visual es muy loco, como su nombre. The Cosmic Egg.

Botella bordelesa, todo color por sus largas curvas, algo rectas para mi gusto, pero así es ella. Muchos ojos que no escapan a la vista en la primera.

Kata dice que los ojos son sexy.

A mí me parecen demasiados. Me siento vigilado.

Es broma. Es cierto. Lo de los ojos provocadores.

Hablar de la Cabernet, es decir que es la reina de las tintas, la más plantada en el mundo.

Francesa de herencia, Burdeos.

 

Su vigor es incuestionable. No se anda por las ramas. Es potencia pura.

Eso no quiere decir que sea falta de delicadeza, todo lo contrario. Es demasiado juguetona.

Se adapta a donde llega y se muestra tal cual es. Por lo general, su cuerpo es exuberante, abundante, te llena la boca de innumerables sensaciones, te pone a salivar.

Esa gordura de taninos indomables que solo el tiempo, el buen hacedor y por lo general la barrica, doman a tanta bravura para dejar como seda, sin que pierda su fantasía de dominación.

Este blend, mezcla principalmente de Cabernet Sauvignon de Columbia Valley, Estados Unidos de América, se muestra sin reservas.

Notas a cerezas, frambuesas, arándanos, moras silvestres, ciruelas, especies dulces, chocolate, café, moka, tomillo, laurel, mentol, vainillas, roble, caramelo.

Despiadado. No deja nada de dudas en el camino.

Si así se ha comportado en la primera, imagina como estará en unos minutos más.

El color profundo justifica sus antocianos, un 2019 bien conservado, aún muy joven, viril, potente y extrovertido, 14.5° de alcohol y acidez pronunciada que se beneficia de los taninos bien montados. Nada mal.

Si la temperatura sube, bájala a 16°.

De ahí hacia atrás un poquito nada más, estarás en la gloria.

Esa anchura, tiene futuro.

Tanta feromona en el ambiente pide carne, jugosa y acompañada.

A Kata le gusta al dente y cremoso. El risotto alla parmigiana es candidato, al menos secundario.

Unos portobellos rociados con aceite de oliva virgen extra, escamas de sal, pimienta de molinillo y tomillo serán los invitados silenciosos de la noche.

No es tan malo estar al borde. Todo suma.

Aún, no quedamos del todo conformes.

Vamos a darle más.

El tiempo es fundamental. Hay que facilitar el mimo y que se abra.

Un beso. A cada tanto. Y sus aromas envolventes no decepcionan.

¡Qué buena noche!