CAVA QUINTANILLA SYRAH

15 de setiembre 2023

18:00 Hora de Centroamérica

Así celebramos el día patrio. ¡Viva México!

Regresar a Ciudad de México siempre es emocionante.

Esta vez pasados por agua, ha llovido mucho y muy fuerte, causando algunos contratiempos.

Nada que un taco de pastor y un chela no solucionaran.

El pasado viernes primero de setiembre se realizó la primera edición del Festival de Tacos en los alrededores del Monumento a la Revolución, en la que participaron más de 100 taquerías que rompieron récord Guinness al servir más de 6200 tacos por hora.

Una fiesta del taco sin precedentes.

No faltaron las recetas secretas, los tremendos cuchillos afilados para rasurar los trompos de pastor, carnitas, suadero, las deliciosas tortillas de maíz fresco, salsas picosas, música, baile, chelitas y mucha alegría chilanga.

Toma nota para que el próximo año no te la pierdas.

Pasada la noche, Kata tenía que descansar de uno que otro taco, chela y baile.

De eso trataba, de disfrutar de todo un poco de todo. Los chilangos no se andan por las ramas. Pura fiesta de la buena.

Cafecito al día siguiente, juguito verde para la dieta, un par de huevos estrellados, frijoles refritos, dos quesadillas de huitlacoche con flor de calabaza, bastante queso Oaxaca y un par de salsas picosas para acomodar la tripa.

Luego del monumental desayuno, hay que caminar para bajar ese atracón, porque a las 4 de la tarde está programado el almuerzo, en uno de los mejores restaurantes de la capital.

El vino de hoy fue escogido entre varias copas, donde desfilaron espumantes, blancos, rosados y tintos.

Hay mucho que probar, todos vinos mexicanos elaborados por toda la República Mexicana.

El perfume, la personalidad y el cuerpazo impresionaron a Kata.

A capa y espada lo defendió.

Nuestro invitado de hoy es Cava Quintanilla Reserva Syrah. Nacido al noreste de Ciudad de México, en tierras potosinas.

La Bodega Cava Quintanilla se encuentra situada en el municipio de Moctezuma, San Luis Potosí, México, a una altitud de 1,630 metros sobre el nivel del mar en la región del Altiplano Potosino.

El clima de la región es semi desértico, la temperatura media oscila entre 28°C y hasta 36°C. Por la noche hay un marcado descenso de la temperatura que puede llegar hasta los 12° o 10°C. Esa amplitud térmica le viene de película a las uvas, para su correcta maduración fenólica. El suelo es franco arcilloso, profundo y con alto contenido de minerales, lo que aporta a los vinos; cuerpo, intensidad de antocianos (color del vino) y perfiles aromáticos intensos.

San Luis Potosí enamoró a nuestra querida Kata. Y no es para menos.

Cava Quintanilla Reserva Syrah es un vino tinto vestido recientemente con una botella de curvas anchas y elegantes, de etiqueta sutil y fina. La añada 2018 está envasada en una botella bordelesa, de piernas largas; hermosa también.

La cata de este vino se realizó en una copa Spiegelau Burdeos Salute, de corte clásico y fino. Su cuerpo ancho y cintura cerrada es ideal para sumergir la nariz lentamente y disfrutar de sus matices e intensidades, de su perfume.

Cava Quintanilla Reserva Syrah 2018 es un vino de color intenso y oscuro, deja ver entre vuelta y vuelta, su cuerpo groso y elegante, de piernas sedosas que se van deslizando lentamente; ese alcohol casi de 14 se deja ver entero y sin reparos. Notas envolventes de fruta negra, madura, especiada, cárnica, con dejos sutiles de sudor, con notas de violetas, cuero, pimientas, anís estrellado, clavo de olor, chocolate, café, notas de tabaco, caramelo, reducción de vainilla y dejos introvertidos de hierbas secas.

Se deja beber a la primera, no sin antes mostrar las caderas frondosas que tiene y la acidez que lo protege; te llena la boca.

¡Una bomba!

Vino mexicano con un QPR muy interesante, los vale.

Kata está entregada y perdidamente enamorada. Hay que comer.

Un vino con estas características es merecedor de carne; no de cualquiera. Así era en Roma, y no ha cambiado.

Llega a la mesa, un flat iron con salsa de ceniza y verdolagas.

Aún queda un bocado de pappardelle con higaditos de pollo y salvia. Se llevan de maravilla.

Nos preparamos para limpiar el paladar. Vaso corto, rodaja de limón y mi agua preferida; esa que precisamente ha premiado en tantas ocasiones a la Chef de este restaurante. ¡Una genia!

Otro sorbo más, y; otro más.

En ese momento, el vino está que te habla al oído, es un placer maravilloso.

El corte jugoso, suave y magistralmente sazonado con la ceniza lo elevan a otro nivel de satisfacción. Este maridaje es digno de repetir. Las verdolagas no solo dan textura, proporcionan acidez y frescor.

Después de tanto, de tanto todo; creo que cerraremos la tarde noche con hierbas frescas, helado de romero y aceite de oliva.

Aún falta para eso.

Nos encontramos en la próxima.