DE VINOS Y SUSHI

Cuando el arte culinario japonés del sushi se encuentra con la sofisticación del mundo del vino, se crea una inigualable armonía y sutileza de sabores.

Este placentero maridaje entre vinos y sushi es una celebración de la delicadeza, la frescura y la complejidad.

No todos los paladares son elegibles, es para los paladares más exigentes, que entiendan y disfruten de una singular experiencia gastronómica refinada.

Adentrémonos en este fascinante mundo donde dos tradiciones culturales milenarias se encuentran, se entienden y se fusionan, dando lugar a un orgasmo gastronómico sin precedentes.

El sushi, de raíces ancestrales en el Japón feudal, ha evolucionado hasta convertirse en una obra de arte culinaria. Su esencia reside en la pureza de los ingredientes y la meticulosa preparación que busca resaltar la frescura del pescado y el equilibrio de sabores.

Desde los sensuales nigiri hasta los exquisitos makis, cada pieza de sushi es un testimonio de la precisión y maestría de los Itamae.

La sutileza de sus componentes, la base perfecta del arroz avinagrado y la elegancia en su presentación establecen el escenario ideal para explorar la asociación con el mundo de los vinos.

El indiscutible arte del maridaje entre vinos y sushi radica en la búsqueda de equilibrio y complementariedad. Los vinos que mejor se completan con esta exquisitez japonesa son aquellos que exhiben una elegancia similar.

 

Los blancos secos y refrescantes, como un vibrante Sauvignon Blanc o un seductor Albariño, dotan al paladar de una vivacidad que realza los sabores y la textura del sushi, que despierta con un delicado golpe el paladar. Su acidez vibrante actúa como un pincel en un lienzo blanco, limpiando el paladar y preparándolo para el siguiente bocado.

El maridaje con sushi nos invita a explorar un mundo de matices y contrastes. Un Chardonnay con elegantes toques de madera, ni mucho, ni poco, pero suficiente para complementar a la perfección el sabor untuoso del salmón, mientras que un complejo Pinot Noir, con su elegancia, sutileza y suavidad, puede resaltar la profundidad de un atún graso. Los vinos espumantes, como el Champagne, por su parte, ofrecen un deslumbrante arcoíris de posibilidades, concediendo a la experiencia un chispeante festejo que resalta la frescura y lo inmaculado del sushi.

La estacionalidad es un concepto sagrado tanto en el mundo gastronómico como vitivinícola. En el caso del sushi, respetar la temporalidad de los ingredientes se convierte en una oportunidad para explorar combinaciones nuevas, frescas y seductoras.

Durante el verano, los vinos blancos jóvenes y afrutados se convierten en aliados ideales para resaltar la frescura y ligereza de los pescados. Por su parte, en invierno los tintos de cuerpo medio y taninos de seda, como el olvidado pero glorioso Merlot, acompaña con maestría a las propuestas más robustas y de sabores umami.

La evolución del sushi ha llevado a la incorporación de variantes vegetarianas, novedosas y creativas, en las que ingredientes como el aguacate, el pepino y el tofu son los protagonistas, y no actores de reparto. Estas propuestas inteligentes se abre un mundo de posibilidades en el maridaje, permitiendo la exploración de vinos blancos con ricas notas frutales o tintos ligeros y elegantes que enriquezcan la experiencia culinaria.

Disfrutar de la unión entre vinos y sushi no es simplemente un acto de comer y basta, sino un ritual que envuelve todos a los sentidos y los hace viajar. La presentación meticulosa y casi perfecta de cada plato, la selección magistral de los vinos y el goce en compañía de amigos o seres queridos convergen para crear un momento enriquecedor y memorable.

La fusión entre vinos y sushi es un encuentro de culturas y tradiciones que nos invita a descubrir la esencia de la elegancia gastronómica.

¡Itadakimasu!

 

Firma: Alejandro Redondo Soto

Cocinero|Sommelier Profesional|WSET Level 3 Award in Wines & Spirits | Máster en Ciencias Económicas